El préstamo de dinero es uno de los negocios más regulados y con las condiciones más rígidas del panorama económico. Cualquier bien en el mercado, normalmente, se obtiene con dinero, ya sea en efectivo o mediante culalquier otro medio de pago como tarjeta bancaria o transferencia. ¿Pero qué ocurre cuando lo que queremos comprar es dinero? Normalmente no lo podemos pagar en ese mismo momento, obviamente por eso lo pedimos, porque no lo tenemos ; el pago es necesariamente diferido y eso supone siempre un riesgo de impago. Por eso las empresas que conceden créditos, los bancos, ponen una serie de condiciones y hacen estudios de viabilidad que determinan la capacidad futura del solicitante de devolver lo que debe al prestamista.
Una de las condiciones que un banco considera como obligatoria para conceder un préstamo es tener una fuente regular de recursos: una nómina. Por eso, la gente que, o no tiene propiedades, que pueda hipotecar, o un trabajo que le proporcione un salario mensual estable tiene muy difícil el acceso al crédito.
La respuesta está en Internet
Mientras los bancos han ostentado el monopolio de hecho (y muchas veces de derecho) del negocio del préstamo, conseguir dinero para solucionar problemas de liquidez ha estado fuera del alcance de muchas personas, personas que podían tener acceso a fuentes regulares de dinero como becas, subvenciones, prestaciones de desempleo, rentas de alquileres de pisos, asignaciones mensuales por parte de familiares, entre otras.
Este monopolio se ha roto hace unos diez años. Las turbulencias económicas de la crisis que afectaron a la credibilidad de los bancos, y a su influencia para impedir que otros actores entraran en el mercado financiero, unidas al desarrollo de Internet que ha mejorado su acceso y su velocidad, por un lado, y su seguridad debido al desarrollo de los protocolos de acceso cifrado y a la mejora de los sistemas criptográficos, han dejado un espacio en el mercado por el que se han colado un nuevo tipo de empresas que operan solo en Internet, las 24 horas del día, que no tienen sucursales físicas y no necesitan, por tanto, contratar a mucha gente. Todo eso les ha permitido gestionar y hacer rentables operaciones de pequeños montos, menos de 1200 euros. También, les ha hecho posible atender a clientes que no reúnen las condiciones que piden los bancos clásicos.
Para aquellos que necesitan un préstamo para acometer una urgencia, una reparación, el pago de una multa, un viaje imprevisto pero ineludible, etc., es posible ahora encontrar una empresa que conceda el préstamo rápido y sin muchos requisitos (incluyendo el de disponer de una nómina). Eso sí, se tendrá que demostrar que se tiene una fuente regular de ingresos, para garantizar la devolución del préstamo: la declaración trimestral del IVA o del IRPF, en el caso de los autónomos o el justificante de pago de alguno de los ingresos que se mencionaban más arriba: beca, pensión de jubilación, prestación de desempleo… Además, solo necesitará presentar un DNI, o Tarjeta de Residencia en vigor, un número de móvil, un correo electrónico y una cuenta corriente para depositar el préstamo. En menos de una hora se puede tener el dinero en la cuenta bancaria.
Internet ha supuesto una revolución financiera que ha extendido la capacidad de recibir préstamos a mucha gente que antes lo tenía vetado por las duras condiciones de los bancos tradicionales: Internet da la oportunidad también de informarse sobre las múltiples empresas de micro créditos que operan en España y sobre las condiciones y plazos de devolución de sus créditos. De esta manera, las personas sin nómina ya tienen una fuente de financiación que les de la opción de resolver sus problemas de liquidez.